viernes, 27 de marzo de 2015

LA ORGANIZACIÓN ESCOLAR DESDE LOS PARADIGMAS DE LA SIMPLICIDAD Y LA COMPLEJIDAD


LA ORGANIZACIÓN ESCOLAR DESDE
LOS PARADIGMAS DE LA SIMPLICIDAD Y LA COMPLEJIDAD
 

Los modelos de la Simplicidad y la Complejidad, los cuales presentan de diferentes maneras de entender el conocimiento. La Simplicidad, sostiene su postura en la cual el individuo no presenta interpretación alguna del objeto al cual observa, es un modelo tradicionalista, tiene el poder de la razón, establece orden en el universo, es racionalista, y singular.

 Por el contrario, la Complejidad introduce la interpretación personal, se incorpora la relación sujeto-objeto, es un modelo simple, comprensivo, interdisciplinario. La consideración de la complejidad renueva a las organizaciones sociales su condición de sistemas blandos, en rivalidad al concepto de sistemas duros, explicando en oportunidad de analizar el paradigma de la simplicidad. El paradigma de simplicidad se caracteriza por usar los criterios de eficacia y eficiencia como valores dominantes, por suponer que todo sistema social está organizado en niveles jerárquicos mediante relaciones de poder unidireccionales, por usar el esquema estímulo-respuesta para explicar las conductas individuales y organizacionales, y por usar la idea de conflicto como una situación anormal, una desviación que debe ser corregida.

De esta forma, entender al individuo complejo en este proceso de aprendizaje significa abordarlo integralmente, como un ser biosicosocial con múltiples interrelaciones inabarcables. No es un ser reducido a partes ni estudiado segmentadamente por especialidades. No es un ser a histórico. No se parcela su vivir en asignaturas, el ser se construye y desconstruye al mismo tiempo, vemos que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de personalidades en sí mismo, un mundo de fantasmas y de sueños que acompañan su vida, una historia particular y un vivir global, es decir, que todo indica que no solamente la sociedad y las organizaciones son complejas, sino también cada átomo del mundo humano (Morín 2001).

Claramente lo señala Edgar Morín, y para ratificar lo anterior toma como ejemplo al hombre: “El hombre es un ser evidentemente biológico. Es, al mismo tiempo, un ser evidentemente cultural  que vive en un universo de lenguaje, de ideas y de conciencia. Pero a esas dos realidades, la realidad biológica y la realidad cultural, el paradigma de simplificación nos obliga ya sea a desunirlas, ya sea a reducir la más compleja a la menos compleja. Vamos entonces a estudiar al hombre biológico en el departamento de biología, como ser anatómico, fisiológico, etc., y vamos a estudiar al hombre cultural en los departamentos de ciencias humanas y estudiar al espíritu como función o realidad psicológica.

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