LA
ORGANIZACIÓN ESCOLAR DESDE
LOS PARADIGMAS DE LA SIMPLICIDAD Y LA COMPLEJIDAD
Los modelos de la
Simplicidad y la Complejidad, los cuales presentan de diferentes maneras de
entender el conocimiento. La Simplicidad, sostiene su postura en la cual el
individuo no presenta interpretación alguna del objeto al cual observa, es un
modelo tradicionalista, tiene el poder de la razón, establece orden en el
universo, es racionalista, y singular.
Por el contrario, la Complejidad introduce la
interpretación personal, se incorpora la relación sujeto-objeto, es un modelo
simple, comprensivo, interdisciplinario. La consideración de la complejidad
renueva a las organizaciones sociales su condición de sistemas blandos, en
rivalidad al concepto de sistemas duros, explicando en oportunidad de analizar
el paradigma de la simplicidad. El paradigma de simplicidad se caracteriza por
usar los criterios de eficacia y eficiencia como valores dominantes, por
suponer que todo sistema social está organizado en niveles jerárquicos mediante
relaciones de poder unidireccionales, por usar el esquema estímulo-respuesta
para explicar las conductas individuales y organizacionales, y por usar la idea
de conflicto como una situación anormal, una desviación que debe ser corregida.
De
esta forma, entender al individuo complejo en este proceso de aprendizaje
significa abordarlo integralmente, como un ser biosicosocial con múltiples
interrelaciones inabarcables. No es un ser reducido a partes ni estudiado
segmentadamente por especialidades. No es un ser a histórico. No se parcela su
vivir en asignaturas, el ser se construye y desconstruye al mismo tiempo, vemos
que cada ser tiene una multiplicidad de identidades, una multiplicidad de
personalidades en sí mismo, un mundo de fantasmas y de sueños que acompañan su
vida, una historia particular y un vivir global, es decir, que todo indica que
no solamente la sociedad y las organizaciones son complejas, sino también cada
átomo del mundo humano (Morín 2001).
Claramente
lo señala Edgar Morín, y para ratificar lo anterior toma como ejemplo al
hombre: “El hombre es un ser evidentemente biológico. Es, al mismo tiempo, un
ser evidentemente cultural que vive en un universo de
lenguaje, de ideas y de conciencia. Pero a esas dos realidades, la realidad
biológica y la realidad cultural, el paradigma de simplificación nos obliga ya
sea a desunirlas, ya sea a reducir la más compleja a la menos compleja. Vamos
entonces a estudiar al hombre biológico en el departamento de biología, como
ser anatómico, fisiológico, etc., y vamos a estudiar al hombre cultural en los
departamentos de ciencias humanas y estudiar al espíritu como función o
realidad psicológica.
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